He oído decir que la primera experiencia de correr una Maratón es comparable a la primera vez que practicas sexo, lo recuerdas por siempre. Y ahora, que ya puedo hablar de las dos experiencias -por haber corrido mi primera Maratón recientemente, que lo otro ocurrió hace más tiempo :-)- lo refrendo totalmente.
Sé que hay mucha gente que escribe sobre su experiencia al correr una Maratón y, más en concreto, sobre su primera vez. Sé que la red está llena de historias de este tipo, lo que anima a no repetirse, pero correr una Maratón, teniendo un blog, y no hablar sobre él es un delito. Y no quiero ser un delincuente!!!.
En mi defensa, como atenuante ante cualquier tribunal por "delito reiterado de repetición", diré que yo he añadido algo "novedoso" (es posible que ya haya sido hecho antes y no me haya enterado, si es así, vaya por delante mi disculpa porque no me consta algo parecido). Quise pues, que mi primera experiencia maratoniana fuera diferente, original y sobre todo que pudiera servir para dar ejemplo a muchas personas que están sin ilusión y perdidas en este tiempo difícil que nos ha tocado vivir.
Vaya por delante que no me considero especial ni pienso que haya hecho algo que otras personas no puedan hacer, si es cierto que considero que para hacerlo se necesita esfuerzo, perseverancia, espíritu de lucha y dosis de positividad. He pretendido demostrar que se pueden conseguir las cosas de otra forma que no es la tradicional; dar ejemplo de que el ser humano es solidario; ejemplo de que cuando le pones ilusión a algo eso transmite y a la larga se contagia; ejemplo de que uno puede hacer las cosas en solitario pero nunca estará sólo; ejemplo de que tus seres queridos y conocidos quizás te puedan ayudar por "pena o compromiso" ante una causa pero el resto que no te conoce, o tan solo les suenas de oídas, si ponen su granito de arena es porque aunque sea un milímetro les has tocado la fibra; y ejemplo de que para todo hay alternativas y solo hace falta echarle imaginación y no tener miedo a que los demás conozcan tus debilidades (siendo transparente y honesto con lo que uno es en cada momento, se gana el corazón de un auditorio. Diciendo: "¡Eh!. Estoy herido pero no estoy muerto y voy a luchar con uñas y dientes por salir de ésta", se consigue como mínimo el respeto de los que te escuchan y en muchos casos su compromiso para con tu causa). No hay que fingir. Hay gente que siente vergüenza por decir que no tiene dinero, que lo está pasando mal, que lo ha perdido casi todo. Incluso hay gente que considera un signo de debilidad dejarse ayudar porque, claro, ¿qué van a pensar los demás?. Como si tuviéramos que ser siempre exitosos y por esconder nuestras miserias nuestra ruina interior fuera menos caótica.
La vergüenza nos anula y nos impide hacer muchas cosas en nuestra vida, que de otra forma emprenderíamos. Sin ella seríamos mucho más felices y menos falsos e hipócritas. Gran parte de nuestras mentiras son por vergüenza de mostrarnos a los demás tal cual somos.
Por ello no tengo ninguna vergüenza al contar mi historia:
Vaya por delante que no me considero especial ni pienso que haya hecho algo que otras personas no puedan hacer, si es cierto que considero que para hacerlo se necesita esfuerzo, perseverancia, espíritu de lucha y dosis de positividad. He pretendido demostrar que se pueden conseguir las cosas de otra forma que no es la tradicional; dar ejemplo de que el ser humano es solidario; ejemplo de que cuando le pones ilusión a algo eso transmite y a la larga se contagia; ejemplo de que uno puede hacer las cosas en solitario pero nunca estará sólo; ejemplo de que tus seres queridos y conocidos quizás te puedan ayudar por "pena o compromiso" ante una causa pero el resto que no te conoce, o tan solo les suenas de oídas, si ponen su granito de arena es porque aunque sea un milímetro les has tocado la fibra; y ejemplo de que para todo hay alternativas y solo hace falta echarle imaginación y no tener miedo a que los demás conozcan tus debilidades (siendo transparente y honesto con lo que uno es en cada momento, se gana el corazón de un auditorio. Diciendo: "¡Eh!. Estoy herido pero no estoy muerto y voy a luchar con uñas y dientes por salir de ésta", se consigue como mínimo el respeto de los que te escuchan y en muchos casos su compromiso para con tu causa). No hay que fingir. Hay gente que siente vergüenza por decir que no tiene dinero, que lo está pasando mal, que lo ha perdido casi todo. Incluso hay gente que considera un signo de debilidad dejarse ayudar porque, claro, ¿qué van a pensar los demás?. Como si tuviéramos que ser siempre exitosos y por esconder nuestras miserias nuestra ruina interior fuera menos caótica.
La vergüenza nos anula y nos impide hacer muchas cosas en nuestra vida, que de otra forma emprenderíamos. Sin ella seríamos mucho más felices y menos falsos e hipócritas. Gran parte de nuestras mentiras son por vergüenza de mostrarnos a los demás tal cual somos.
Por ello no tengo ninguna vergüenza al contar mi historia:
Comenzó hace más de un año. Entonces me planteé correr mi primera Maratón. Elegí la de Madrid por varias razones: Es la que me coge más cercana, soy madrileño, y que mejor que estrenarme en casa, y porque dicen que es una de las más difíciles del circuito europeo (así de loco que soy).
Comencé en Enero de 2013 a seguir un plan de entrenamiento especifico para Maratón, pero no tenía dinero para pagar la inscripción (sí, "sólo" son 70€). Pero para mi en aquel momento eran un gran desembolso (estaba desempleado a punto de extinguir mi prestación y con una situación financiera nada deseable para cualquier persona con un mínimo de lucidez, ya que mis deudas eran superiores a mis ingresos).
No obstante, me podían las ganas y la ilusión. Hice saber a algunos amigos "runners" que me preparaba para la carrera, por si se compraban zapatillas nuevas y conseguían una invitación gratis (de las que regalan las grandes firmas deportivas por comprar calzado) y no la iban a usar... tuvieran a bien regalármela. Pero no hubo suerte. La preparación me sirvió para hacer una buena Media Maratón de Madrid (Me había inscrito mucho tiempo antes) y para demostrarme a mi mismo que estaba "preparado" para la gran carrera... y que sólo me podían apartar de ese sueño... ciertas "incidencias burocráticas o financieras".
No conseguí inscribirme para 2013 y pospuse mi objetivo para el 2014.
Cambió el año pero no mi deseo de cumplir con mi propósito. La situación era igual (bueno no, era aún peor. Los ingresos eran cada vez menores. Mi situación financiera familiar era proporcionalmente opuesta a mis deseos de correr una Maratón. A mayor deseo... peor panorama).
En esas, había comenzado a trabajar (sin ningún tipo de ingreso) en un proyecto basado en el Crowdfunding y me dije a mí mismo que si alguien no es capaz de poner en práctica en su vida lo que pretende vender a otros, entonces no vende realidad si no que se convierte en un "vende-motos"... Jamás me gustó colgarme calificativos de ese tipo, al menos de manera consciente. Y me dije que si no conseguía un Crowdfunding para mí... no valdría para conseguírselo a otros. Comencé por tanto un Crowdfunding Personal... el reto me venía al pelo.
Conseguí los fondos necesarios para inscribirme en la carrera (aprovechando incluso los pocos dorsales solidarios que oferta la organización, cuyos fondos íntegros son destinados a acciones de ayuda a niños del tercer mundo). Y sí, conseguí terminar la carrera en un tiempo por debajo de 3 horas y 50 minutos y sobre todo, algo que me llenó de orgullo, llevar una camiseta con el nombre de todos los que me habían ayudado a hacer realidad mi sueño. Era mi pacto y contraprestación por la ayuda recibida..
Tu me ayudabas y yo hacía que tu nombre cruzara la meta de la carrera. Ese fue el pacto.
Reto conseguido!!!!. Graciassss!!!.
Diré que hace 3 años comencé a correr, después de muchos años de sedentarismo (a pesar de una adolescencia muy deportiva, en los últimos años no corría ni 50 metros seguidos) y me dije que quizás en algún momento, cuando me encontrara fuerte correría una carrera de esas populares de 10 km o quizás, echando mucha imaginación, una Medio Maratón (21 km), pero jamás se me pasó por la cabeza correr una Maratón completa (42 km) y siempre antes me había parecido algo para gente muy en forma, algo más allá de lo que se puede llegar a plantear alguien "normal". Puedes dejar de fumar o puedes adelgazar 15 kg y desde luego es un gran triunfo, pero puede que vuelvas a caer en el vicio o volver a coger el mismo peso, incluso el doble. Pero tras correr una Maratón ya no hay vuelta atrás. Lo acabas y eres maratoniano de por vida. Tu hazaña queda ahí perenne para siempre.
Por lo que cruzar la meta para mí fue algo muy grande...
Pero, al igual que la primera vez que practicas sexo, te das cuenta que todo es un mito... y al terminar estás feliz pero con sabor agridulce por lo bueno que hubo... pero también porque eres un novato y no todo salió perfecto. El final se me hizo muy duro y tuve que bajar el ritmo... y por ello me quedé con la sensación de que la próxima vez, con más experiencia, podré hacerlo un poquito "mejor".
Pero ese sentimiento no me restó alegría, satisfacción y orgullo... llamé a mi familia y no podía casi contarles como me sentía porque solo lloraba y se me cortaba la voz del nudo tan grande que tenía en la garganta.
Esta Maratón tenía un significado muy especial por la responsabilidad que había contraído con vosotros al brindarme vuestro apoyo... pero sobre todo a nivel personal... porque era como saltar un muro... dejando atrás muchos meses de zozobra, de crisis, de agonía, de lucha contra las circunstancias y el peso de una mochila que espero no volver a tener que acarrear nunca jamás de nuevo.
Todo ha coincidido y he recuperado el ritmo de mi vida en muchos sentidos.... las rachas negativas traen todo lo malo de golpe pero al mismo tiempo llegan las buenas... y eso es lo que realmente motiva cuando todo está gris. No hay mal que 100 años dure al igual que cuando estás en el km 38 de una gran Maratón sabes que aunque creas no poder más... si sigues corriendo, andando, arrastrándote si es necesario... llegarás al km 42 y si recorres 195 metros más... habrás llegado a tu objetivo.
Son más importantes las grandes gestas que las grandes marcas... casi nadie recuerda el tiempo que hizo la ganadora de la primera Maratón femenina Olímpica (Los Ángeles 84), ni la imagen de su llegada, ni tan solo su nombre. Pero si te hablo de que fue en aquella carrera donde una corredora Suiza, que llegó en el puesto 37 de un total de 44 participantes, entró tambaleándose, dejándonos una de las mejores muestras de superación de toda la historia del deporte; seguramente sabrás de lo que te estoy hablando. Su nombre es Gabrielle Andersen. y he elegido su foto para encabezar este post, como homenaje a su hazaña y como icono de lo que podemos llegar a hacer cuando queremos y deseamos algo con todas las fuerzas.
Gabriella tenía 39 años en aquella Maratón y era consciente que aquella carrera era su única oportunidad de finalizar una Maratón Olímpica. Luchó contra una temperatura y humedad muy alta, contra el agotamiento, contra los calambres en sus piernas y, sobre todo, contra ella misma... porque, a buen seguro, su cuerpo le exigía parar y cuando se corre con evidentes signos de deshidratación es muy complicado que el cerebro se imponga. En un estado de agotamiento de tal magnitud el cuerpo va por un lado por mucho que la cabeza le ordene lo contrario. Sólo el corazón que es el que dirige nuestros deseos... sólo él puede hacer que se siga hacia delante. Cuando nos enamoramos, aunque la razón nos diga que la estamos "cagando", seguimos adelante... y en situaciones adversas, de crisis, de caos y desesperanza sólo es el corazón quien nos salva de desfallecer totalmente y quién marca la diferencia entre dar un paso más o caer definitivamente desplomados.
La lección final que nos deja Gabrielle es clara, pues aún siendo una hazaña deportiva, se puede trasladar a cualquier otra disciplina de nuestra vida.
Cuando deseas algo y pones toda tu energía en pos de ese objetivo... es muy difícil que se te resista... tardarás más o menos tiempo en conseguirlo... pero acabarás cumpliendo tu sueño.
Cuando deseas algo y pones toda tu energía en pos de ese objetivo... es muy difícil que se te resista... tardarás más o menos tiempo en conseguirlo... pero acabarás cumpliendo tu sueño.
Me ha merecido la pena correr una Maratón y desnudar mi alma para contaros la parte de sufrimiento que esta carrera conlleva... no es una carrera para dioses, porque ellos no sufren, es una carrera para humanos mortales que vamos tirando nuestras miserias por la cuneta kilómetro a kilómetro.
De los miles que toman la salida... solo unas decenas son los que pueden ganar (los dioses), el resto somos los humanos mortales... que vamos soñando con nuestra victoria personal, que no es otra que superarnos a nosotros mismos.
De los miles que toman la salida... solo unas decenas son los que pueden ganar (los dioses), el resto somos los humanos mortales... que vamos soñando con nuestra victoria personal, que no es otra que superarnos a nosotros mismos.
Una Maratón no es color de rosa, noooooooooooo... y quien diga lo contrario, miente... exige mucho esfuerzo (el físico, por descontado), pero ante todo entereza mental porque todos llevamos una mochila a cuestas en mayor o menor grado... y excepto los que corren para ganar (Dioses, sin ninguna duda) todos los demás lo hacemos para sufrir y demostrarnos a nosotros mismos que podemos exigirnos más de lo que jamás hubiésemos pensado. Todos nos enfrentamos a nuestras debilidades y nuestros fantasmas durante algún tramo de la carrera y luchamos contra ellos. Invocamos a nuestros seres queridos y les decimos que va por ellos... "buscamos" fuerza/ayuda dentro de cada rincón de nuestro ser para que éste nos empuje, y al cruzar la meta, sentimos que hemos vencido a todo lo que nos ha estado acechando durante largo tiempo y a nuestros peor enemigo... que somos nosotros mismos, con nuestros miedos y autolimitaciones y, sobre todo, nuestra vergüenza.
Yo particularmente me dije que a pesar de la crisis, del desempleo, de otras muchas cosas... podía retarme y quitarme y sacarme la vergüenza, dando la vuelta a una situación donde otros se dejan caer hasta el fondo del agujero. Yo no iba a dejarme vencer por la desidia y el pesimismo. Tenía que proponerme algo que no hubiera hecho antes... algo que supusiera una cima muy alta para mí, que requiriese constancia, fuerza y esfuerzo. Algo que me diera ganas de levantarme cada día y no quedarme tumbado en el sofá viendo las ofertas de trabajo, a las que miles de personas se apuntan cada día por un mísero sueldo. Ese sería mi punto de apoyo... donde poner en práctica "el efecto de apalancamiento": a mayor caos... mayor esfuerzo para levantar "la losa dentro de la mochila" pero también mayor éxito.
Necesitaba algo en lo que apoyarme como punto de inflexión... lo conseguí... y, como digo, ese ha sido mi mayor triunfo.
No es casualidad que todo haya empezado a solucionarse y a encajar entorno a mi vida casi en el mismo momento... es el efecto y el resultado del trabajo realizado: visualización de objetivos, atracción de la energía, etc. etc. Cuando te sientes fuerte, seguro y crees, que por mucho que caiga encima de ti, podrás con ello porque, por cargada que vaya tu mochila, no habrá nada que te pare hasta tu objetivo, has comprado el billete hacia el éxito y solo te queda disfrutar del viaje.
Y bien, experimentar la carrera de Maratón por primera vez es como el primer encuentro sexual..., pero yo voy aún un poco más allá, y añado que la alegría que sientes, cuando cruzas por vez primera la meta, es similar a cuando te conviertes por primera vez en padre/madre y nada más nacer oyes el llanto de tu bebé y lo coges en tus brazos. Sabes que pase lo que pase, lucharás por hacerle feliz y tienes la seguridad de que así será. Al cruzar la meta ocurre igual, te sientes con una fuerza interior capaz de soportar cualquier cosa que se ponga por delante. Estás agotado pero te das cuenta que has sido capaz de ir mucho más allá de tu umbral de máximo esfuerzo y que lo has conseguido sólo tú, por ti mismo... por ello tienes la certeza que pase lo que pase en tu vida... sufrirás lo indecible pero saldrás airoso y con éxito.
En conclusión:
Y bien, experimentar la carrera de Maratón por primera vez es como el primer encuentro sexual..., pero yo voy aún un poco más allá, y añado que la alegría que sientes, cuando cruzas por vez primera la meta, es similar a cuando te conviertes por primera vez en padre/madre y nada más nacer oyes el llanto de tu bebé y lo coges en tus brazos. Sabes que pase lo que pase, lucharás por hacerle feliz y tienes la seguridad de que así será. Al cruzar la meta ocurre igual, te sientes con una fuerza interior capaz de soportar cualquier cosa que se ponga por delante. Estás agotado pero te das cuenta que has sido capaz de ir mucho más allá de tu umbral de máximo esfuerzo y que lo has conseguido sólo tú, por ti mismo... por ello tienes la certeza que pase lo que pase en tu vida... sufrirás lo indecible pero saldrás airoso y con éxito.
En conclusión:
Querido lector, permite que te de un consejo... ponte una meta, lucha por ella, persíguela, visualízala, tócala, abrázala, hazla tuya y envuélvela con el resto de tu vida... y cuando lo hayas hecho, dime cual es el resultado.
Pon una Maratón en tu vida... sea del tipo que sea... quizás ya la estés corriendo y no eres consciente... los primeros kilómetros son fáciles y transcurren entre comentarios y bromas, pero prepárate para cuando sea necesario apretar lo dientes... y corre, corre o arrástrate... (Gabrielle entró encorvada y tambaleándose), pero nunca dejes de avanzar hacia la meta... porque eres más fuerte de lo que nunca has creído. Suelta el peso que llevas en esa mochila que está dentro de tu mente y que te autolimita. Y al entrar levanta los brazos... has ganado. Has vencido a tu peor enemigo, que no es otro que tú mismo.
Pon una Maratón en tu vida... sea del tipo que sea... quizás ya la estés corriendo y no eres consciente... los primeros kilómetros son fáciles y transcurren entre comentarios y bromas, pero prepárate para cuando sea necesario apretar lo dientes... y corre, corre o arrástrate... (Gabrielle entró encorvada y tambaleándose), pero nunca dejes de avanzar hacia la meta... porque eres más fuerte de lo que nunca has creído. Suelta el peso que llevas en esa mochila que está dentro de tu mente y que te autolimita. Y al entrar levanta los brazos... has ganado. Has vencido a tu peor enemigo, que no es otro que tú mismo.
Me encantará recibir vuestros correos contado los resultados.... o leer vuestros comentarios a pie de post.
Muchas gracias y hasta la próxima "Maratón".