Muchos individuos se cuestionan a diario su liderazgo y se hacen la eterna pregunta de si pueden ser mejores líderes, si serán capaces de dar con alguna clave que les pueda hacer mejores o, por el contrario, deberían contratar a ése o aquél gurú que les instruya en como tener mayor calidad y capacidad de liderazgo.
Desde luego, que el individuo se auto-cuestione es muy importante y dice mucho en su favor y acerca de su compromiso para con los demás. Los líderes de antaño no se cuestionaban apenas. Cuando todo el mundo hacía lo que decía el jefe, fuera una decisión correcta o no, no se precisaba de ningún tipo de auto-cuestionamiento el "yo soy el jefe y nunca me equivoco" era la tónica predominante.
El liderazgo moderno ha cambiado la percepción de los líderes y no se duda en solicitar ayuda externa en caso de necesidad. Ocurre como antaño con los psicólogos, nadie se atrevía a ir a uno, ya que era un signo de debilidad y vergüenza. Pero actualmente, un psicólogo es un especialista más que cura y sana, que reconduce las zonas erróneas de nuestra personalidad y lo mismo ocurre con los "coaches" empresariales.
Pero se pueden aprender grandes lecciones de uno mismo y esas son las más lúdicas e impactantes en nuestra experiencia. Por aquí es donde se debe empezar a liderar. Así de fácil y de difícil, al mismo tiempo: El liderazgo comienza en uno mismo y por ende, sin lugar a dudas, no se puede liderar a nadie si uno no sabe liderarse así mismo.
Pero se pueden aprender grandes lecciones de uno mismo y esas son las más lúdicas e impactantes en nuestra experiencia. Por aquí es donde se debe empezar a liderar. Así de fácil y de difícil, al mismo tiempo: El liderazgo comienza en uno mismo y por ende, sin lugar a dudas, no se puede liderar a nadie si uno no sabe liderarse así mismo.
En numerosas facetas o áreas de nuestra vida podremos encontrarnos en situaciones donde deberemos de poner a prueba nuestra madera de liderazgo y donde podremos recibir una lección personalizada y gratuita (algo que además, en estos tiempos de zozobra económica, no está de más) de la mejor forma de liderar.
La práctica de un deporte es una actividad que nos puede ayudar e encontrar los estímulos necesarios para experimentar diferentes situaciones donde ejercer nuestro auto-liderazgo.
Practicando deporte solemos experimentar "victorias" personales pero también "derrotas". No me refiero a ganar un campeonato, una carrera o un torneo. Me refiero a la sensación de satisfacción que uno percibe, cuando supera sus expectativas o sus objetivos, o de fracaso, cuando ocurre lo contrario. Y por supuesto, el fracaso es la sensación que más nos enseña a todos los niveles y, por supuesto, a nivel de liderazgo también.
Los grandes hitos, los grandes inventos, las grandes hazañas de la historia; han estado precedidas de estrepitosos fracasos. Thomas Alba Edison (inventor, de entre otras cosas, de la bombilla) dijo que había descubierto 999 formas de no inventar una bombilla, hasta que consiguió dar con el prototipo definitivo de la bombilla final, que supuso un importante hito en la historia moderna.
Teniendo en cuenta las lecciones que nos dan los "fracasos", que no son otra cosa que tests de prueba de los aciertos o grandes victorias que conseguiremos posteriormente, os cuento un ejemplo práctico:
Practicando deporte solemos experimentar "victorias" personales pero también "derrotas". No me refiero a ganar un campeonato, una carrera o un torneo. Me refiero a la sensación de satisfacción que uno percibe, cuando supera sus expectativas o sus objetivos, o de fracaso, cuando ocurre lo contrario. Y por supuesto, el fracaso es la sensación que más nos enseña a todos los niveles y, por supuesto, a nivel de liderazgo también.
Los grandes hitos, los grandes inventos, las grandes hazañas de la historia; han estado precedidas de estrepitosos fracasos. Thomas Alba Edison (inventor, de entre otras cosas, de la bombilla) dijo que había descubierto 999 formas de no inventar una bombilla, hasta que consiguió dar con el prototipo definitivo de la bombilla final, que supuso un importante hito en la historia moderna.
Teniendo en cuenta las lecciones que nos dan los "fracasos", que no son otra cosa que tests de prueba de los aciertos o grandes victorias que conseguiremos posteriormente, os cuento un ejemplo práctico:
Ayer salí a correr, estoy preparando el Maratón de Madrid 2014, y a mi vuelta leí la siguiente frase: "Nunca discutas con un estúpido. Te hará descender a su nivel y te vencerá por experiencia" Mark Twain.
Sonreí y me dí cuenta que durante mi entrenamiento había recibido una importante lección y ésta quedaba remarcada con la lectura de la frase en LinkedIn, no fue pura casualidad, al contrario reafirmaba la moraleja de mi lección.
La lección había comenzado el Domingo, cuando había realizado lo que en el argot del "running" se llama "tirada larga". Corrí 19 km a un ritmo cómodo para mí, en busca de un entrenamiento de resistencia ante la gran carrera que es el maratón con sus más de 42 km de recorrido.
Esos 19 km eran una distancia importante para mí, si bien no era la primera vez que los corría, si lo hacía durante un entrenamiento. Precisé de una preparación psicológica anterior y durante el Viernes y el Sábado precedentes realicé mi trabajo de "preparación interna", me mentalicé para ello. Había que añadir que en los días precedentes no había estado físicamente en mi mejor nivel, debido a los últimos coletazos de un proceso vírico que no acababa de remitir del todo.
Trabajé bien mentalmente, porque salí el Domingo a correr y me sentí mucho mejor de los esperado. Físicamente estaba bien pero mentalmente estaba de lujo. Corrí al ritmo esperado, bien acoplado y con buenas sensaciones. Terminé muy contento, con esa sensación de ganas de más que demuestra que todo ha ido bien.
En el día de ayer, tenía según mi plan de entrenamiento un semana "valle" o de "descanso", y debía correr "sólo" 10 km (algo muy asequible para mi nivel competitivo actual), tan asequible y fácil que se volvió en mi contra, y ahora me doy cuenta que al poner las comillas al <sólo> ya comencé a cometer mi primer error. Subestimé la distancia y no me preparé psicológicamente para ese entrenamiento de la forma correcta. Salí con el ánimo de pasar el tramite lo antes posible, consciente de que era un entrenamiento fácil y de puro "trámite". De hecho salí con prisas, pensando que luego tenía que hacer esto y aquello y mejor quitarme de encima el tramite cuanto antes. Hasta calenté, digamos, más rápido de lo normal. Total... - si enseguida me quito esto del medio - pensé.
Y fue empezar a correr y sentir sensación de incomodidad, de no acoplarme al ritmo (lento por otro lado), de no estar por la labor, de no tener la suficiente energía para tirar hacia delante.
Llevaba 2 km y ya quería parar... pensaba en lo que quedaba por delante y se me hacía como si de una gran cuesta interminable se tratara.
Acabé el recorrido... lo hice. Trabajé mentalmente en animarme en salir del hoyo. Y acabé mejor de lo que había empezado... aunque me sentía como si hubiese corrido mucha más distancia de la real. No me sentí realmente medio cómodo hasta los kilómetros finales... entonces habría podido seguir aún más lejos... pero debía parar... mentalmente había superado el bache... pero había supuesto un gran esfuerzo que me hubiese podido ahorrar... si hubiese trabajado convenientemente la pre-carrera.
La lección fue clara, ya que el componente psicológico es de vital importancia en cualquier objetivo que nos propongamos:
Sonreí y me dí cuenta que durante mi entrenamiento había recibido una importante lección y ésta quedaba remarcada con la lectura de la frase en LinkedIn, no fue pura casualidad, al contrario reafirmaba la moraleja de mi lección.
La lección había comenzado el Domingo, cuando había realizado lo que en el argot del "running" se llama "tirada larga". Corrí 19 km a un ritmo cómodo para mí, en busca de un entrenamiento de resistencia ante la gran carrera que es el maratón con sus más de 42 km de recorrido.
Esos 19 km eran una distancia importante para mí, si bien no era la primera vez que los corría, si lo hacía durante un entrenamiento. Precisé de una preparación psicológica anterior y durante el Viernes y el Sábado precedentes realicé mi trabajo de "preparación interna", me mentalicé para ello. Había que añadir que en los días precedentes no había estado físicamente en mi mejor nivel, debido a los últimos coletazos de un proceso vírico que no acababa de remitir del todo.
Trabajé bien mentalmente, porque salí el Domingo a correr y me sentí mucho mejor de los esperado. Físicamente estaba bien pero mentalmente estaba de lujo. Corrí al ritmo esperado, bien acoplado y con buenas sensaciones. Terminé muy contento, con esa sensación de ganas de más que demuestra que todo ha ido bien.
En el día de ayer, tenía según mi plan de entrenamiento un semana "valle" o de "descanso", y debía correr "sólo" 10 km (algo muy asequible para mi nivel competitivo actual), tan asequible y fácil que se volvió en mi contra, y ahora me doy cuenta que al poner las comillas al <sólo> ya comencé a cometer mi primer error. Subestimé la distancia y no me preparé psicológicamente para ese entrenamiento de la forma correcta. Salí con el ánimo de pasar el tramite lo antes posible, consciente de que era un entrenamiento fácil y de puro "trámite". De hecho salí con prisas, pensando que luego tenía que hacer esto y aquello y mejor quitarme de encima el tramite cuanto antes. Hasta calenté, digamos, más rápido de lo normal. Total... - si enseguida me quito esto del medio - pensé.
Y fue empezar a correr y sentir sensación de incomodidad, de no acoplarme al ritmo (lento por otro lado), de no estar por la labor, de no tener la suficiente energía para tirar hacia delante.
Llevaba 2 km y ya quería parar... pensaba en lo que quedaba por delante y se me hacía como si de una gran cuesta interminable se tratara.
Acabé el recorrido... lo hice. Trabajé mentalmente en animarme en salir del hoyo. Y acabé mejor de lo que había empezado... aunque me sentía como si hubiese corrido mucha más distancia de la real. No me sentí realmente medio cómodo hasta los kilómetros finales... entonces habría podido seguir aún más lejos... pero debía parar... mentalmente había superado el bache... pero había supuesto un gran esfuerzo que me hubiese podido ahorrar... si hubiese trabajado convenientemente la pre-carrera.
La lección fue clara, ya que el componente psicológico es de vital importancia en cualquier objetivo que nos propongamos:
- Predisponerse para cualquier objetivo y planificarlo con suficiente anticipación, haciéndonos un croquis mental, visualizando el objetivo, es uno de los primeros pasos hacia el éxito. El exceso de confianza y minusvalorar el objetivo son ingredientes que nos pueden lastrar ya desde antes de comenzar a acometer cualquier tipo de reto.
- Nuestro poder mental nos puede hacer ver una carretera como un muro infranqueable aunque nos encontremos en plena bajada de una pendiente. Pero de la misma forma, si piensas que estás bajando cuando estás subiendo... sientes menos fatiga y coges mejor ritmo. Tu poder mental juega en tu favor, en este último caso. Tú tienes el poder.
- Ese mismo poder mental es el que nos puede hacer salir del agujero e impulsarnos hacia adelante, cuando nuestro cuerpo grita que paremos y nos vayamos a casa.
- Otro punto importante es el aprendizaje que uno saca tras la superación de una crisis psicológica... porque con sinceridad físicamente estaba preparado para afrontar el recorrido, porque si así no hubiese sido no lo habría acabado. Cuando cambié el chip y bajé de mi prepotencia inicial y me di cuenta que cada entrenamiento te lo tienes que "currar" y me predispuse a "sufrir" durante los 6 ó 7 km restantes... es cuando mi cuerpo empezó a acomodarse mejor.
- Acabé mucho más fatigado de lo normal para un entrenamiento de este tipo... quizás también porque descuidé la alimentación... "total... solo es un entrenamiento rutinario"... y de igual forma la hidratación, etc.
- Otro dato es, que hay que tener en cuenta que hay días que no estamos igual que otros... pero también hemos de prepararnos para esos días malos. No podemos discriminar nuestra vida en base a días buenos o malos o regulares. Cuando tenemos un objetivo o un reto delante de nosotros hemos de dar la mejor versión que tengamos en ese momento.
- Por último, un factor muy importante es la experiencia. Como podemos ver en la frase de Mark Twain, alguien experto es mucho más poderoso y resolutivo que otro que no lo es. Por ello, en cualquier situación crítica debemos de buscar en nuestra mente el impulso que nos haga salir adelante... ¿cómo superé una situación así antes? o si la situación es nueva para nosotros, pensar que si pudimos superar aquella otra, que nos supuso un fuerte reto, ahora podremos superar ésta que aunque es inédita en nuestro "currículum personal" enriquecerá nuestra experiencia tras ser superada.
Puedes encontrar la 2ª parte de la serie Lecciones de Liderazgo 2.0, titulado Ansiedad y Miedo = Éxito pinchando aquí