Pocos empresarios en la actualidad están interesados en el valor adicional que puede brindar el Capital Humano.
La opinión de la gran mayoría de los candidatos en búsqueda y los perfiles de los anuncios de búsqueda así lo demuestran. Parece que solo interesa contratar al más bajo coste posible. La consigna generalizada es: "Salvemos los muebles... de alguna forma... para esperar tiempos mejores".
Gran error... a mi entender..., desde luego, porque obedece a un "cortoplacismo" llevado a límites nocivos para el futuro del tejido empresarial español.
Se contrata lo más barato posible y se gestiona al personal como otro recurso cualquiera de la empresa. Si se pensara con un criterio más a medio-largo plazo... no se prescindiría del Capital Humano como se está haciendo actualmente y como ha estado ocurriendo en los últimos años. El Capital, bien invertido, a la larga da beneficios y jamás es un coste. Si el Capital no genera los beneficios esperados es culpa exclusivamente de su gestor. El capital vale lo mismo en la Conchinchina que en Pernambuco. Del uso que se haga de él dependerá que se "malinvierta" y nos lleve a la banca rota o que, por el contrario, cree valor añadido y aumente la cotización de nuestra empresa.
Cuando la pobreza entra por la puerta el amor salta por la ventana.
Era un tema que sonaba a mediados de los 80 y que daba título al primer disco publicado por el famoso grupo "El Último de la Fila" y hoy en día es el himno nacional de la mayoría del tejido empresarial español.
Pero hay parejas que crearon familias y que, a pesar de la crisis, hoy en día siguen unidas y salen adelante como pueden. Familias que no dejan tirados a sus miembros a las primeras de cambio como si viajaran en un globo y hubiera que soltar lastre. No se deshacen del perro en una cuneta o dejan al abuelo en una gasolinera para irse de vacaciones.
"Él no lo haría" fue el slogan de una campaña de sensibilización social acerca del abandono de animales de compañía.
Un buen directivo con visión global y de futuro es capaz de hacer entender a sus colaboradores que quizás hay que perder algo hoy, por ejemplo: mediante una reducción salarial, reducción de los bonus basados en los objetivos o, en el peor de los casos, acudir a un ERTE (Un ERE temporal) en lugar de a un ERE definitivo, para ganar más mañana... pero con el firme objetivo de no prescindir de nadie y salir adelante todos juntos. Empresa, Accionistas y Capital Humano.
En la mayoría de las entrevistas de trabajo, a las primeras de cambio, se pregunta al candidato cuál es su banda salarial... antes de que se le dé oportunidad de demostrar cuál es el valor añadido que puede aportar y cuál es el papel que puede jugar como pieza activa en el sistema de mejora de la empresa. Por tanto, solo preocupa su "coste" porque ya de entrada se considera de esta forma. No, no se ve al trabajador como un Capital (como una inversión) sino como un Recurso y aquí ya comienza el mayor error.
Candidatos y Empresarios deben de cambiar su discurso.
Cuando un seleccionador pregunta a un futuro empleado cuál es la banda salarial, la respuesta más acertada y coherente es que para poder definirse dentro de una banda salarial necesitará entender el puesto de trabajo. El candidato debe entender el valor que puede aportar al puesto y el salario apropiado y coherente por este valor.
En una primera entrevista eso difícilmente se puede conseguir. La empresa debe de entender esta respuesta, así como valorar el peso que ésta tiene. De esta forma, el empleado da muestras de saber lo que se trae entre manos y no tiene una "tarifa plana" donde todo vale, sino que cada servicio tiene un valor diferente, porque un mismo puesto para diferentes empresas tendrá unas ventajas distintas y unos inconvenientes igualmente diversos.
De igual forma que un candidato demuestra inmadurez y poco compromiso si solo está interesado en conocer el salario y el horario de trabajo.
Desgraciadamente en la actualidad se selecciona por banda salarial y no por el valor real del empleado.
No se puede encontrar al mejor candidato cuando a un Head Hunter se le exige que busque a alguien dentro de un baremo (de entre X y Z unidades monetarias). De esta forma se está renunciando al talento de una manera explícita. Ceñirse a una horquilla, que muchas veces está en X-10 ó Z-20 (que es lo que se pide actualmente en comparación a épocas pasadas), no da para más que para hacer baratijas y fabricarlas de latón y que solo se puedan comprar en un mercadillo o en el "Top Manta". Si no se pueden comprar joyas... se arrampla con la bisutería menos vistosa y de más baja calidad posible...
"Ya iremos al boulevard principal a ver joyerías de las caras cuando sea posible, de momento sigamos de bazares por las calles del barrio chino" - Se dice el empresario cuando sale de "shopping".
Pero jamás me cansaré de decir que si se ofrecen cacahuetes, se crían monos.
En resumidas cuentas, no importa el valor añadido que un candidato pueda aportar, tan solo que esté dentro de presupuesto o, dicho en otras palabras más de andar por casa, que entre por el aro.
Los individuos que se dedican a pasar a otros por el aro son conocidos como domadores y no como empresarios. Los domadores trabajan en circos y no en empresas. Y lo más que pueden esperar es que los leones no les coman el brazo, al darles de comer, o que se escapen, a las primeras de cambio, como respuesta a su instinto salvaje y animal.
La cabra siempre tira al monte.
Creemos entre todos y para todos empresas y no circos y gestionemos el talento de las personas con sentido común porque, a la vuelta de la esquina, en cuanto se escapen todos los que pasaron por el aro, solo quedarán en escena los "payasos" como fuerza de trabajo.