Por regla general, sin ni siquiera darnos cuenta hacemos y nos hacemos una gran cantidad de peticiones al día. Algunas de estas peticiones son realizadas en voz alta y dirigidas a otras personas (Dame eso, haz aquello), pero muchas otras son solo parte de nuestros pensamientos y son solo escuchadas por nuestro subconsciente (voy a adelgazar, voy a hacerlo mejor, etc.).
Si realizáramos una lista para cuantificar el número de peticiones realizadas en un solo día, nos llegaríamos a sorprender porque serían muchísimas más de las que jamás hubiésemos imaginado.
Autoexigirnos es muy beneficioso, pues nos pone en predisposición a cumplir el deseo formulado, ya que nuestra mente se pone a trabajar inconscientemente para alcanzar ese fin.
Hasta aquí todo parece muy fácil y agradable. Hagamos más peticiones a nuestro cerebro y éste nos permitirá conseguir mayores logros.
Pero si esto es así ¿Por qué entonces muchas personas viven en un continuo estado de angustia e insatisfacción, que en muchos casos deriva en depresión?. ¿Estas personas no se hacen ninguna petición?.
Responder a estas preguntas, con certeza, es complicado porque nadie está en la mente de nadie. Pero si se pueden sacar conclusiones sobres los comportamientos que mantenemos y en la forma que externamente nos comportamos. Lo que puede darnos una idea de como funcionamos internamente.
Demos un repaso con un simple ejemplo: cómo se reacciona cuando se quiere perder peso.
A veces, nos encontramos con una persona que nos dice que quiere adelgazar y le escuchamos manifestarlo abiertamente: "Quiero perder peso"- nos dice -. Esta petición revela un deseo, lo cual es importante porque si ni siquiera tenemos la intención de hacer algo, difícilmente lo conseguiremos. Pero un deseo, a veces, no es más que eso algo que ambicionamos pero que inconscientemente sabemos que puede ocurrir o no. Con esta premisa, el éxito se ve seriamente comprometido. Querer es poder, pero no lo es todo y puede resultar insuficiente.
Otras personas, manifiestan el deseo en forma negativa: "No quiero seguir engordando" lo que aún lo hace mucho más contraproducente. En este caso, la mente subconsciente se queda con el "NO" y no moverá ni un ápice de nuestra energía en el objetivo. No es no y paraliza al más lanzado u obstinado.
Por eso, es mucho más contundente pedir de forma afirmativa: "Pierdo peso".
Pero ¡OJO!. Que nuestro subconsciente es muy inteligente (aunque a veces nos parezca muy simple) y tampoco entenderá correctamente esta petición. Puede que perdamos algunos kilos pero, al mismo tiempo subliminalmente, nuestra mente tiene una función de autroprotección, que está por encima de otras funciones secundarias, como es la del deseo de adelgazar. La pérdida de peso llevada al caso extremo puede suponer la muerte del individuo, por lo que nuestra mente no se concentrará en este objetivo y tan pronto como pueda buscará otra "excusa" que llegue de nuestros deseos para contrarrestarla. Las personas que siguen un régimen de adelgazamiento, pasan numerosos momentos en los que se dicen: "Tengo hambre, ojalá pudiera comer esto o aquello, ahora". Entonces, nuestro cerebro que está expectante a nuestros estímulos, asimilará rápidamente esta "nueva orden", ya que es considerada más importante que la del deseo de perder peso, comprometiendo, por tanto, el éxito de nuestra empresa. Es posible que no nos podamos quitar de la cabeza el pensamiento de comer eso que tanto nos apetece. Sentiremos, cada vez más, un deseo irrefrenable de hacerlo. Si superamos ese deseo, seguramente, nos llegará una sensación de frustración que hará que la próxima vez que volvamos a tener ese "ataque de hambre" nos cuestionemos si merece la pena seguir "castigándonos". Aquí, empieza a crecer la semilla de una posible depresión. Todo dependerá de la fuerza de voluntad del individuo, también de su estado de ánimo, etc.
Llegado a este punto, es mejor pensar que la frase ideal en este caso sería: "Estoy en mi peso ideal ahora y me siento en armonía con mi cuerpo". En este caso, no se encuentra ningún tipo de contradicción. Nuestra mente se concentrará en el objetivo, pues no encontrará conflicto entre lo expresado y sus funciones vitales, y se concentrará en realizar el balance perfecto entre nuestros impulsos y nuestros deseos. Es posible, que veamos algo en la nevera y sintamos que, aunque sería bueno disfrutar del sabor de ese trozo de tarta, mejor lo dejamos para otro momento o bien que nos lo comamos y nuestra sistema digestivo funcione, mejor de lo que lo estaba haciendo hasta ese momento, y ponga en marcha los procesos necesarios para asimilar solo lo estrictamente imprescindible para mantenernos saludables y deseche los posibles excedentes, que nos crearían acumulación de grasa, creando el balance idóneo en nuestro sistema
Observemos que se ha resaltado en color rojo "AHORA". Es vital determinar el momento, ya que la frase sin este adverbio de tiempo, queda totalmente atemporal. Nuestra mente se sentirá confundida y se dirá "Bien, pongo en marcha los mecanismos para estar en el peso ideal para alcanzar el objetivo dentro de 5 años o solo de 5 a 6 de la tarde una vez al mes, etc".
Las peticiones pueden verse mayormente reafirmadas siendo escritas en lugares visibles. Se puede hacer un cartel que diga: "Estoy en mi peso ideal ahora". Si lo ponemos en un lugar visible, lo veremos inconscientemente cada vez que pasemos cerca de él. No hará falta, siquiera, que lo leamos. Porque nuestra mente, sabe perfectamente lo que dice el cartel.
Nuestra mente no nos traiciona nunca, siempre que le demos las pautas e indicaciones correctas, con los parámetros temporales y con instrucciones definidas y no contradictorias.
Ahora analízate a ti mismo, ¿Ya tienes más claro cómo pedir? ¿Crees que los mensajes que se lanzan públicamente (medios de comunicación, marketing, etc.) te ayudan a progresar personalmente y a mejorar tú situación actual?.
¿No deberías de cambiar tu forma de pedir y tus afirmaciones a nivel personal y colectivo? ¿A qué esperas?
Espero que este post te haya sido útil y hayas despejado algunas dudas.
Un saludo.
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